1. «Mezquinamente solidaria»

«Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría… Sepan que el que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy pobre; en cambio, el que siembra con generosidad, cosechará abundantemente» (2 Corintios 9, 6 – 8).
2. «Individualmente sociable»

«El que no se ocupa de los suyos, sobre todo si conviven con él, ha renegado de su fe y es peor que un infiel» (1 Timoteo 5, 8).
3. «Superficialmente profunda»

«Busqué al Señor: él me respondió y me libró de todos mis temores» (Salmo 33.5).
4. «Frustradamente feliz»

«Porque la higuera no florece, ni se recoge nada en las viñas; fracasa la cosecha del olivo y los campos no dan alimento; las ovejas desaparecerán del corral y no hay bueyes en los establos. Pero yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en Dios, mi Salvador. El Señor, mi Señor, es mi fortaleza…» (Habacuc 3.17-19).
5. «Desmotivadamente optimista»

«La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo” (CIC 1817) Así que “Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa» (Hebreos 10,23).
6. «Esclavizadamente libre»

“Porque también la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Romanos 8, 21).
7. «Indiferentemente preocupada»

«Hijitos, no amemos con puras palabras y de labios para afuera, sino de verdad y con hechos” (1 Juan 3.18). Y en otro pasaje leemos: “Ayúdense mutuamente a llevar las cargas, y así cumplirán la Ley de Cristo. Por lo tanto, mientras estamos a tiempo hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe» (Gálatas 6, 2 – 10).
Y un bonus track… «Temporalmente espiritual»
«Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, usted es no pueden hacer todo el bien que quieren. Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él» (Gálatas 5,16 – 17,25).
